miércoles, 25 de julio de 2007

LIBRERÍAS - por $15 es tuyo

.Notorius - Estados Unidos 488 - San Telmo
.Fedro - Carlos Calvo 578 - San Telmo
.Penélope Libros - Santa Fe 3673 - Palermo
.Lilith Libros - Santa Fe 3753 - Palermo
.La Barca - Scalabrini Ortiz 3048 - Palermo
.Crack-up - Costa Rica 4767 - Palermo Viejo
.Mascaró - Santa Fe 2928 - Palermo
.Biblioterapia - Av. San Martín 2392 - La Paternal
.Antígona Libros - Callao 737 - Congreso .
.Ramos Libros - Mitre 579, locales 14 y 15 - Quilmes

jueves, 31 de mayo de 2007

CAP.1 (frag.)

Tomé un colectivo y elegí un asiento al fondo. Verano. Las fachadas de Buenos Aires decoradas con vívidas hojas de las copas de los árboles, el hombre más cerca del otro que en el invierno, más piel con piel, y el colectivo rodando y rodando entre una lluvia de bocinazos y estrepitosas puteadas. A mitad de camino llamó mi atención un pasaje que cruza la calle Medrano. Toqué el timbre y bajé del colectivo (como hacía siempre vaya donde vaya). Me pasé tres cuadras, pero no sentí el peso de la obligación de caminarlas porque el verano las adornaba, la gente parecía caminar convencida, sacando pecho, esa inocencia de bebé recién cagado que mira sonriente a su madre porque finalmente terminó con eso que desconoce y antes le molestaba, y su madre maldiciendo haber tenido un hijo y con las veredas repletas de colores vivos que se movían como el fuego, sin cesar y para arriba, no como en invierno que abunda en gris con negro con azul y un rojo y un verde muy perdidos por ahí.

cap.3 (frag.)

Éramos los mismos de siempre, salvo raras excepciones. A veces Roque caía con uno o dos amigos y Carla nos esperaba con otros dos o tres o yo invitaba a alguien, pero la cuestión es que casi todas las noches veía las caras de Roque y Carla y Poncha y del Petiso Rossini y la de Silbo, que aparecía únicamente cuando podía prescindir del silencio de sus soliloquios, hecho poco frecuente. De regreso de las tertulias, veía sólo la mía, y eso a veces dolía más que un pelotazo en plena cara en pleno invierno.

cap. 8 (frag.)

... no éramos más que un puñado de bichos que se arrastraban por el piso, y del mismo modo que pisábamos cerca de un hormiguero provocándole un caos a la hormiga reina, un enormísimo bicho metía un pisotón en nuestro mundo y a eso le llamábamos terremoto o maremoto o sudestada o etcétera.

cap.26

Me resigno a extrañar. Lo hago en silencio, un compás desesperado de pozo hundido en otro pozo, el vacío en el vacío, tu pelo desconocido a las caricias de mis dedos, dedos los míos que ignoran su potencia de fósforos encendidos, los fósforos pintando una tela y llenándola de colores coloridos, lo desvaído a la basura, la ficción de tu boca enredada con la mía, mía la boca que nunca sintió a la tuya y la tuya que tampoco a la mía. Pero te extraño. Te extraño porque contigo sueño despierto y dormido y por la mañana y a cualquier hora en cualquier sitio sitiado situado o lustrado. Acompañado, en soledad, en chancleta, sin chancletas, por la noche, por la tarde, durante el día, te extraño. Te extraño porque no puedo arrancar tu figura de mi sueño de vigilia y encontrarte en el golpe, en el eco, en la caricia, en la llave que gira media vuelta y abre la puerta de lo concreto, la objetivación. Te extraño porque eres la idea de la idea de mi novela de hoy. Te extraño porque cuando me veo enfrentado contigo no puedo más que lanzarme hacia mí y esconder la mirada y acorralar a mis deseos y encadenarlos con la razón, con el corrosivo viento de la vida. Te extraño y quizá no me creas. Yo tampoco lo creo. Lastimosamente me doy cuenta que no sé a quién extraño, a quién hoy le escribo, si a ti o a mi dibujo sobre ti. Claro que con tu mano has acompañado el primer trazo de mi dibujo virtual, pero también es cierto que yo lo continué y solo y sobre él construí un edificio de ilusiones. Esas ilusiones pueden derrumbarse o desaparecer con la fugacidad de un refusilo, pero para que suceda debo conocerte. Quiero conocerte, y sea cual sea la resultante de nuestro dibujo (el trazo realmente compartido y objetivo -pero es tan subjetivo- que borrará mi primer dibujo virtual) debo conocerte, mi boca debe conocer a la tuya y viceversa y mis dedos tu pelo y viceversa y mis oídos tus palabras y viceversa y mis manos tus piernas y viceversa y miradas y de izquierda a derecha y derecha izquierda y viceversa de los viceversas hasta sentirte conocida, hasta que vuelva a desilusionarme una vez más con mi carpeta de dibujos de colores que sólo encuentra blanco y negro en la realidad.

miércoles, 30 de mayo de 2007

cap.9 (frag.)

Dónde estarás Ana, dónde tu pelo y tu cuello y el no me mires que me pones nerviosa. Exijo a mi memoria que ponga sobre mis manos tu cara de abrazo, y cuanto más me empeño en hacerlo, más te alejas, más te pierdes en esta noche cenicienta de viento y nubes y lluvia que ocultó el sol que alguna vez vislumbré en ti. Adónde.

cap.13

Es necesario el silencio y la soledad y no todo el día un zumbido incesante. Para que exista música es imprescindible espacios de silencio; de lo contrario, deviene en ruido. Anhelo que un día la ciudad calle y piense. Sólo por un día para escuchar el olor del encierro, para observar el desplazamiento de los peatones con los tacos de sus zapatos aflojando baldosas. El hombre haciendo lo suyo y permitiendo la libertad del otro, la libertad en todos sus matices. Sacrificar la palabra a viva voz. Sólo por un momento. Sólo por un día. Sólo por un instante.